La salud del rey Carlos III ha generado gran preocupación en la familia real y entre el público tras su aparición en la cumbre climática COP30, celebrada hace unos días en Londres.
A sus 76 años, el monarca mostró un aspecto visiblemente frágil, más delgado y pálido, lo que encendió las alarmas sobre su estado físico.
Desde que se confirmó su diagnóstico de cáncer en febrero de 2024, Carlos III ha reducido significativamente sus apariciones públicas y ha delegado varias de sus funciones en el príncipe William.
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A pesar de esto, el monarca ha expresado su intención de continuar con sus compromisos oficiales el mayor tiempo posible.
Testigos presentes en la cumbre comentaron que el rey parecía estar “luchando contra algo más grande de lo que deja ver”, y su apariencia reflejaba la evidente pérdida de peso.
Aunque el Palacio de Buckingham asegura que Carlos III sigue cumpliendo con “deberes ligeros”, fuentes cercanas señalan que la familia real se está preparando discretamente para que el príncipe William asuma mayores responsabilidades si la salud del monarca continúa deteriorándose.
La reciente aparición en la COP30 ha intensificado la preocupación sobre el futuro de la monarquía británica y ha puesto de relieve la fragilidad del rey, quien ha buscado mantener la normalidad en sus funciones a pesar de su condición.