En los últimos años, Selena Gomez se ha consolidado como una de las voces más influyentes en la conversación sobre salud mental. La cantante y actriz no solo ha hablado abiertamente de sus propias batallas con la ansiedad, la depresión y el trastorno bipolar, sino que ha convertido su experiencia en un motor de cambio.
A través de su marca Rare Beauty y el Rare Impact Fund, ha impulsado campañas y recaudaciones para mejorar el acceso a servicios de salud mental, con el objetivo de recaudar 100 millones de dólares destinados a organizaciones que apoyan a comunidades vulnerables.
Su compromiso no se queda en los discursos pues con documentales como My Mind & Me y campañas como Make a Good Call, Selena ha demostrado que ser honesto sobre el dolor no es una debilidad, sino una forma de conectar y sanar colectivamente.
Ese mismo espíritu de transparencia fue el que marcó su participación en la Fortune Most Powerful Women Summit 2025, celebrada el 15 de octubre en Washington, D.C., donde compartió una de las confesiones más personales de su vida.
En el evento, la intérprete de “Lose You to Love Me” reveló que, tras casarse con el productor Benny Blanco, experimentó un miedo intenso que le impidió disfrutar plenamente de ese momento tan especial.
Cuando algo grandioso sucede en mi vida, espero que algo malo pase. Diría que ese es mi mayor conflicto a veces cuando suceden cosas maravillosas... Me casé y luego me puse a llorar porque pensé: ‘Me voy a morir al día siguiente’.
Sus palabras reflejan la ansiedad que puede acompañar incluso a los momentos más felices, una lucha que la artista ha reconocido como parte constante de su proceso emocional.
Para muchos de sus seguidores, su sinceridad fue un recordatorio de que la vulnerabilidad también puede ser una forma de fortaleza.
Gomez ha hablado en distintas ocasiones sobre lo difícil que es disfrutar los logros cuando la mente está condicionada a esperar lo peor. Sin embargo, también ha insistido en que el trabajo interno, la terapia y el apoyo profesional han sido fundamentales para mantenerse firme.
Su confesión sobre el temor que sintió tras su boda no solo la humaniza, sino que también reafirma su compromiso con visibilizar lo que muchos prefieren ocultar, que incluso en los días más felices, la mente puede jugar en contra, y que hablarlo es el primer paso para sanar.