Beyoncé convirtió el Gran Premio de Las Vegas en una auténtica pasarela de glamour y poder. Acompañada de Jay-Z, la cantante llegó al circuito para vivir de cerca la adrenalina de la Fórmula 1 y terminó acaparando miradas desde el paddock hasta las gradas.
Su presencia se volvió uno de los momentos más comentados del fin de semana, tanto por su inesperada participación en pista como por los dos looks que marcaron estilo entre motores y reflectores.
Desde su llegada, Beyoncé mostró por qué es una de las figuras más influyentes de la cultura pop. Para el día eligió un mono de cuero blanco con detalles en rojo y negro firmado por Louis Vuitton, una pieza inspirada en la estética de piloto que destacaba por su corte entallado y cierre frontal.
Complementó con guantes rojos sin dedos, botas negras de punta y gafas tipo aviador que reforzaron la vibra de competencia de alto nivel. Con este atuendo recorrió el paddock y saludó a Stefano Domenicali, presidente de la Fórmula 1, quien la recibió de manera especial por el impacto mediático que generó su visita.
El momento más llamativo ocurrió cuando Lewis Hamilton la invitó a subir como copiloto a un Ferrari para una vuelta rápida que alcanzó los 200 mph. La artista se mostró emocionada al bajar del vehículo y más tarde compartió el instante en redes sociales con el mensaje “Give it to Mama”. Su reacción se volvió viral y le dio un toque aún más icónico a su participación en el evento.
Al caer la noche, Beyoncé optó por un estilo totalmente distinto con un catsuit rojo de cuero al estilo Ferrari, micro shorts, escote pronunciado y una gabardina del mismo tono.
Sumó tacones de plataforma, labios rojos y un bolso con patrón de bandera a cuadros para cerrar un look que dominó por completo las cámaras. El contraste entre ambos outfits reforzó su estatus de referente de moda y demostró su habilidad para transformar cualquier evento en un foco de estilo.
Los medios internacionales señalaron que su presencia elevó la influencia del Gran Premio en la escena del entretenimiento. Su capacidad para combinar moda, música y deporte quedó en evidencia y su paso por Las Vegas dejó claro que puede sobresalir incluso en espacios tradicionalmente asociados a figuras del automovilismo.