Alfredo Adame es, sin duda, uno de los personajes más polémicos de la televisión mexicana y ahora también de las redes sociales. Su paso por telenovelas, realities y una buena dosis de pleitos virales le ha dado fama internacional. Hoy, las plataformas digitales impulsan su carrera a niveles que él mismo no imaginaba y le abren la puerta a ingresos bastante jugosos.
El actor fue invitado al podcast de la periodista Matilde Obregón y ahí soltó la sopa sobre que cobra 40 dólares por cada saludo personalizado y asegura que graba alrededor de 100 clips diarios. Incluso, reveló que la gente ya le pide invitaciones para bodas, cumpleaños y hasta despedidas de soltera, siempre con su estilo irreverente.
Adame dejó claro que no planea volverse millonario con este negocio; prefiere mantener el precio accesible para que más fans sigan pidiendo sus videos. Dice que su filosofía es “mejor muchos al día que pocos a precio inflado”.
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Otros creadores de contenido, como Violeta Isfel o el influencer Kunno, han sido criticados por algo similar, pero el caso de Adame parece distinto: los usuarios aseguran que su “arte” va más allá de un simple saludo. Mientras ellos subieron tarifas y perdieron público, él afirma que mantenerse en 40 dólares le garantiza demanda constante y evita el efecto “cobro de estrella”.
El público joven, su mayor mercado
Para él, los jóvenes son su mejor público y quiere mantener el precio económico, porque se considera la voz de las nuevas generaciones. De hecho, lo dice sin filtro:
Soy trending topic todos los días por algo, los chavitos de 15 a 28 años se vuelven locos con lo que hago, porque soy un alma libre, represento a los chavitos y chavitas de 15 a 28
Adame se asume “alma libre” y, mientras lo funen o lo cancelen, pide a su audiencia que se quede de su lado. Esa conexión con la generación Z la ve como su verdadero capital y por eso no quiere disparar precios.
En la entrevista, Alfredo Adame estuvo acompañado por su hija Vanesa, quien rara vez aparece frente a cámaras. Contó que decidió salir públicamente a apoyarlo desde que él entró a La Casa de los Famosos All Star. Su intención, dice, es mostrar “al papá real” detrás del personaje que todos ven en redes: el hombre que bromea, sí, pero también el que trabaja a diario y se divierte con cada video que le piden.
Con esta dupla padre–hija, Adame deja claro que su nuevo modelo de negocio no solo le genera ingresos, sino que también le ha permitido reconectar con una audiencia que, para bien o para mal, disfruta cada grosería salida de su boca y la paga en dólares.