El gótico no es solo maquillaje oscuro y ropa negra: es una identidad cultural que ha viajado desde los clubes post-punk de los años 80 hasta convertirse en un fenómeno global en plataformas como Netflix. Esta estética (marcada por la melancolía, el romanticismo oscuro y una actitud crítica hacia las normas sociales) ha encontrado en personajes de cine, televisión, cómic y animación a sus máximos embajadores.
Desde la Death de Neil Gaiman hasta la Merlina de Jenna Ortega, repasamos a las figuras que transformaron el goth en un lenguaje visual y emocional que sigue vigente.
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Nacido como subcultura musical, el goth creció más allá de las guitarras y sintetizadores para invadir la literatura, el cine y las series. Sus íconos han cambiado de rostro, pero mantienen un sello común: vestimenta oscura, marginalidad voluntaria, intensidad emocional y fascinación por lo siniestro.
- Death, la Muerte creada por Neil Gaiman en The Sandman (1989), rompió estereotipos al mostrar al final de la vida como una figura compasiva y cercana.
- Edward Scissorhands, la creación más emblemática de Tim Burton (1990), es un cuento de hadas retorcido sobre la soledad y la imposibilidad de tocar sin herir.
- Elvira, con su humor irreverente y estética vamp, llevó el goth a la televisión en clave pop durante los 80 y 90.
- Nancy Downs en Jóvenes brujas se convirtió en el rostro de la brujería adolescente cargada de rabia y deseo de poder.
- Emily, la trágica novia espectral de El cadáver de la novia (2005), mostró que el amor más allá de la muerte también puede ser hipnótico.
- Sam Manson (Danny Phantom, 2004)
- Joan of Arc (Clone High) aportaron un goth con conciencia social y sátira generacional.
- Lisbeth Salander (La chica del dragón tatuado, 2005/2009) un gótico funcional, sin romanticismo pero con total conexión a la oscuridad.
- Marceline Abadeer (Hora de aventura, 2010) es la vampira rockera que combina trauma, ternura y poder queer.
- Merlina Addams, reimaginada por Jenna Ortega en 2022, convirtió lo gótico en tendencia masiva. Con sarcasmo afilado, habilidades letales y cero interés en la aprobación ajena, se volvió ícono cultural y viral, confirmando que lo goth no es una moda pasajera, sino una identidad en constante evolución.