La firma dio un giro audaz con La Bomba, una fragancia que no solo lleva un nombre contundente, sino que también guarda una historia que mezcla elegancia, transformación y legado.
El perfume fue presentado en el canal travel retail y se perfila como la creación olfativa más potente desde el lanzamiento de Good Girl en 2016. mientras el debut global de La Bomba será en otoño, justo a tiempo para la temporada alta de fragancias.
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El nombre no es casual: “La Bomba” fue el apodo que la legendaria editora de moda Diana Vreeland otorgó a la propia Carolina Herrera, en reconocimiento a su presencia magnética, en un momento que se traduce en una fragancia que celebra la libertad, la sensualidad y la modernidad.
El frasco, en forma de mariposa con tonos fucsia y rojo carmín, no solo es visualmente impactante, sino que encierra un mensaje claro: libertad, transformación y vuelo sin límites. Inspirado en la paleta cromática de la casa, su diseño fue concebido como un objeto de deseo, una joya de tocador que celebra la feminidad en constante evolución.
Concebida por los perfumistas Christophe Raynaud, Louise Turner y Quentin Bisch, La Bomba propone una estructura luminosa, floral y afrutada, pensada para dejar huella.
Notas de salida: un acorde inédito de fruta del dragón roja ofrece un inicio vibrante y fresco.
Notas de corazón: una explosión de peonía de cerezo, reinterpretada con tonos de rosa y matices exuberantes, acompañada por frangipani que aporta una sensualidad solar y cítrica.
Notas de fondo: una base envolvente de vainilla especiada genera una estela cálida y persistente, profundamente adictiva.