Mientras los neones y turquesas siguen dominando el verano con su energía vibrante y la capacidad de resaltar el bronceado, las manicuras en tonos claros se mantienen firmes como favoritas entre quienes apuestan por la sutileza, la elegancia y lo clásico. Estos estilos, lejos de pasar de moda, se reinventan temporada tras temporada con pequeños giros creativos que marcan tendencia sin perder sobriedad.
Uno de los diseños más populares es el baby boomer o french fade: una evolución de la manicura francesa donde el blanco se difumina hacia la base nude o rosada, creando un degradado suave y natural. Es el look que ha llevado la influencer Emilia Silberg, captada recientemente en la playa, reflejando una estética limpia y sofisticada.
En la misma línea de minimalismo, las milky nails se presentan como una alternativa delicada. Consisten en esmaltes blancos lechosos o semitransparentes que, sobre una base nude o rosa, crean un efecto translúcido y equilibrado. Este estilo se adapta tanto a ocasiones formales como a looks relajados de verano.
Para quienes desean un toque de color sin estridencias, el amarillo mantequilla ofrece calidez sin saturar. Esta tonalidad, también conocida como buttercup yellow, resalta en pieles claras y bronceadas por igual.
La manicura francesa con flores, por su parte, fusiona lo clásico con detalles florales que añaden originalidad sin romper la armonía. Es ideal para quienes buscan un diseño romántico y versátil.
Por último, los tonos nude glossy o con acabado perlado siguen siendo un básico infalible. Ya sea con una simple capa de brillo o con acabados más sofisticados como el efecto perla o tornasolado, estas opciones refuerzan el concepto de “lujo silencioso” que sigue marcando pauta en el mundo del nail art.
Para las más atrevidas, los diseños de swirly nails, con líneas onduladas y patrones abstractos, ofrecen un aire artístico sin perder la elegancia. Ya sea en tonos neutros o vibrantes, su estilo fluido se adapta a cualquier personalidad.