La cena navideña es mucho más que una reunión alrededor de la mesa. Cada platillo que se sirve en Nochebuena guarda una historia que habla de tradición, mestizaje y costumbres que han pasado de generación en generación.
Por eso, aunque los menús pueden variar de una casa a otra, hay recetas que se repiten año con año y que se han convertido en verdaderos símbolos de la Navidad.
Bacalao a la vizcaína
Este platillo llegó a México durante la época colonial gracias a la influencia española. El bacalao, al ser un pescado salado, podía conservarse por largos periodos, lo que lo hacía ideal para celebraciones importantes. Con el paso del tiempo, la receta se adaptó a los ingredientes locales, incorporando jitomate, aceitunas y chiles, hasta convertirse en un clásico infaltable de la cena navideña.
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Romeritos
Los romeritos tienen raíces prehispánicas, ya que esta planta silvestre era consumida desde antes de la llegada de los españoles. Durante la evangelización, se integraron a las tradiciones religiosas de diciembre, especialmente en preparaciones sin carne roja. Acompañados de mole y tortitas de camarón, se transformaron en uno de los sabores más característicos de la Navidad mexicana.
Pavo relleno
Aunque muchos lo asocian con tradiciones extranjeras, el pavo es originario de Mesoamérica. Las culturas prehispánicas ya lo consumían, y con la llegada de los europeos se fusionaron técnicas y sabores hasta dar origen a la receta que hoy conocemos. Su tamaño y abundancia lo convirtieron en un platillo ideal para compartir, reforzando su significado como símbolo de unión familiar.
Pierna o lomo de cerdo
El cerdo fue introducido por los españoles y rápidamente se volvió protagonista en las mesas festivas. En Navidad, la pierna o el lomo de cerdo se asocian con la prosperidad y la abundancia, además de ser opciones prácticas para compartir entre varios comensales.
Ponche navideño
Esta bebida caliente es el resultado de la mezcla de ingredientes indígenas como el tejocote con especias traídas de Europa. Tradicionalmente se sirve para reconfortar durante las noches frías y simboliza hospitalidad, convivencia y celebración.
Así, cada platillo de la cena navideña cuenta una historia que va más allá de la cocina. Son recetas que reflejan la identidad cultural y la importancia de reunirse para celebrar, recordándonos que la Navidad también se vive y se saborea a través de la tradición.