Un grupo de científicos encontró 26 nuevas especies de bacterias superresistentes en una sala limpia del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, donde se ensambló una sonda enviada a Marte en el 2007. Estos espacios están diseñados para mantener un entorno casi estéril, pero los microorganismos sobrevivieron pese a los rigurosos protocolos de desinfección.
Las bacterias soportan condiciones extremas como radiación, desecación, temperaturas muy bajas y presencia de productos químicos agresivos. Su presencia en un entorno tan controlado prende las alarmas sobre el riesgo de contaminación biológica en futuras misiones espaciales.
Contaminación microbiana pone en riesgo futuras misiones espaciales
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Si estos microbios viajan en las sondas espaciales y llegan a otros planetas, podrían interferir con la búsqueda de vida extraterrestre, alterar posibles ecosistemas o dificultar el análisis de muestras. La NASA mantiene protocolos de protección planetaria, pero este hallazgo sugiere que las medidas actuales podrían no ser suficientes.
El estudio señala que estas bacterias no solo sobrevivieron, sino que incluso podrían adaptarse y prosperar en otros cuerpos celestes. Esto plantea nuevos desafíos para la exploración espacial y obliga a revisar los estándares de limpieza en laboratorios e instalaciones aeroespaciales.
Más allá del riesgo, el hallazgo ofrece oportunidades para la ciencia. Estudiar cómo estos microorganismos espaciales resisten ambientes tan extremos podría ayudar en el desarrollo de nuevas tecnologías, tratamientos médicos o materiales capaces de soportar condiciones hostiles.
El descubrimiento demuestra que la vida microbiana es mucho más resistente de lo que se pensaba. También deja claro que, si queremos explorar otros planetas sin contaminarlos, es necesario reforzar los controles en la Tierra antes de enviar nuevas misiones.