Un metaanálisis encabezado por la Universidad de Sídney ha iluminado lo que muchas personas intuían al moverse al compás de la música: bailar no solo alegra el alma, sino que también fortalece la mente.
El estudio analizó 27 investigaciones con más de 1,300 participantes, concluyendo que la danza tiene efectos similares e incluso superiores al ejercicio físico tradicional en términos de salud mental y cognitiva, pues entre sus beneficios se incluyen la reducción de la ansiedad, la mejora de la memoria, el aumento de la motivación y una mayor adherencia a la práctica.
Te podría interesar
- Antiinflamatorio
Shot Wellness: los sorprendentes beneficios del té de Limón con jengibre para tu salud integral
- VIDA SALUDABLE
Salud con sentido: la propuesta equilibrada de Isa López para vivir mejor
- Paz y tranquilidad
Secretos emocionales: el peso silencioso que afecta la salud mental y las relaciones
El cuerpo se tonifica, el corazón se fortalece y la sangre fluye mejor. Pero es en el cerebro donde ocurre una verdadera coreografía bioquímica: se liberan endorfinas, se reduce el cortisol (la hormona del estrés) y se activan regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la coordinación, la creatividad y la empatía.
Además, el estudio destaca que bailar en grupo multiplica el impacto emocional, pues genera conexión, pertenencia y contacto visual, y es que el simple hecho de compartir el movimiento mejora el estado de ánimo.
La danza, en este contexto, se perfila como una herramienta eficaz para tratar enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer en etapas tempranas, así como trastornos como el TDAH o la depresión. Y no se trata solo de bailar bien, sino de disfrutar el movimiento.
Bailar es más que mover el cuerpo, es recordar, sanar, conectar, expresar o como diría Nietzsche: una forma de no olvidar que llevamos alas.