El asesinato de Ernesto Barajas, vocalista y fundador de Enigma Norteño, no solo sacude al regional mexicano por la pérdida de una de sus voces más influyentes, sino también por el antecedente que envuelve su muerte: las amenazas directas que habría recibido del CJNG apenas un mes antes de su ejecución en Zapopan, Jalisco.
De acuerdo con medios nacionales, el cantante de 36 años cambió su residencia tras ser advertido de que su vida corría peligro en Culiacán. Esa presión se intensificó el 23 de julio, cuando una narcomanta firmada por el CJNG lo obligó a cancelar un concierto en Baja California.
En el mensaje se leía: “Ernesto Barajas, vocalista de Enigma Norteño, deja de sentirte protegido… aquí no vas a venir a cantar corridos de tu bandera. La Baja tiene dueño”.
Te podría interesar
No era la primera vez que el artista enfrentaba este tipo de advertencias. En 2017, otro mensaje apareció en Tijuana dirigido a intérpretes de narcocorridos, con una clara amenaza de muerte si insistían en cantar ciertos temas.
Aunque Ernesto Barajas siempre negó vínculos directos con grupos criminales, admitió en diversas entrevistas que en ocasiones aceptaba componer corridos a pedido de terceros.