El ajo ha sido reconocido durante siglos por sus propiedades medicinales, y recientes investigaciones científicas respaldan su potencial para mejorar la salud cardiovascular. Diversos estudios han explorado cómo el ajo puede influir en los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, ofreciendo una alternativa natural para quienes buscan complementar su tratamiento médico.
¿Qué dicen los estudios científicos?
Un meta-análisis publicado en la revista Journal of Nutrition en 2016 concluyó que el ajo tiene el potencial de reducir el colesterol total hasta en 30 mg/dL. Sin embargo, los resultados varían según la forma de consumo y la dosis utilizada. Por ejemplo, un estudio en Medical News Today sugiere que consumir entre 3 y 6 gramos de ajo crudo al día puede reducir los niveles de colesterol en un 10%.
Por otro lado, un estudio publicado en ScienceDirect en 2006 encontró que un extracto acuoso de ajo crudo tomado en pequeñas cantidades tiene un efecto significativo en la reducción de los niveles de colesterol y triglicéridos.
¿Cuál es la forma más efectiva de consumir ajo?
Los expertos coinciden en que el ajo crudo es la forma más efectiva para aprovechar sus beneficios. Al triturar o picar el ajo crudo, se activa la alicina, un compuesto sulfurado responsable de muchos de sus efectos beneficiosos. Sin embargo, la alicina es sensible al calor, por lo que cocinar el ajo puede reducir su efectividad.
Además del ajo crudo, existen suplementos como el extracto de ajo envejecido (AGE), que ha mostrado efectos positivos en la reducción de colesterol LDL (colesterol "malo") y aumento del colesterol HDL (colesterol "bueno"). Un estudio publicado en ScienceDirect en 2001 encontró que la suplementación con AGE fue efectiva en la reducción de la concentración plasmática de colesterol total en un 7% y del colesterol LDL en un 10%.
¿Cómo incorporar el ajo en tu dieta?
Para aprovechar los beneficios del ajo, se recomienda consumir entre medio y un diente de ajo crudo al día. Puedes picarlo y dejarlo reposar durante 10 minutos antes de consumirlo para maximizar la producción de alicina. Si prefieres evitar el olor fuerte, los suplementos de ajo envejecido pueden ser una alternativa.
Es importante recordar que, aunque el ajo puede ser un complemento útil, no debe sustituir tratamientos médicos prescritos. Siempre es aconsejable consultar a un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en tu dieta o iniciar nuevos suplementos.