Jennifer Lopez abrió su corazón en una sincera entrevista en la que analizó las razones profundas por las que sus matrimonios no funcionaron. La artista confesó que más allá de los regalos, los anillos o las ceremonias, existía una brecha de amor real: “No es que yo no fuera digna de ser amada, sino que ellos no fueron capaces”, dijo la cantante.
La actriz, quien ha estado casada en cuatro ocasiones, reveló que gran parte del problema estuvo en la falta de amor propio. “Lo que aprendí es que no me amaba a mí misma”, admitió, reconociendo que esa carencia vital afectó su capacidad para elegir relaciones que le ofrecieran equilibrio y amor verdadero.
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En cuanto a sus dos primeros matrimonios, Jennifer aclaró que no los “cuenta” como tales porque ocurrieron cuando era muy joven y estaban impulsados por el miedo a la soledad más que por un sentimiento auténtico, ambos enlaces duraron menos de un año y ella misma los calificó como oportunidades de aprendizaje.
La ruptura con Ben Affleck, su matrimonio más reciente, también fue parte de esta reflexión, la cantante expresó que su separación fue “lo mejor que le pudo haber pasado” porque la obligó a emprender un proceso interior profundo: terapia, coaching espiritual y una reevaluación personal de su valor y expectativas.
Lopez hizo énfasis en que el entorno mediático y el escrutinio público, una constante en su vida, intensificaron conflictos internos: “Vivir bajo el ojo público no es fácil cuando estás buscando algo auténtico… y lo más difícil fue querer estar con alguien para no estar sola”, comentó.
Hoy, la artista se encuentra en una etapa de reconexión consigo misma y dejó en claro que el matrimonio ya no es su prioridad, aunque sigue creyendo en el amor, admite que “ya ha intentado eso varias veces” y que ahora su enfoque está en su bienestar, su familia y sus proyectos creativos.
Con estas declaraciones, Jennifer Lopez refuerza su mensaje de autovaloración y crecimiento personal, transformando lo que fueron fracasos amorosos en un relato de empoderamiento. Su historia demuestra que no es la perfección de la relación lo que define una vida, sino la capacidad de aprender, sanar y avanzar desde la honestidad.