El príncipe Andrés ha estado en el ojo del huracán desde hace varios años, luego de ser señalado por su presunta relación con el empresario Jeffrey Epstein, acusado de trata y abuso de menores.
Aunque el duque de York negó rotundamente las acusaciones, el escándalo dañó gravemente su reputación y la de la monarquía británica, lo que lo llevó a retirarse de la vida pública en 2019. Desde entonces, sus apariciones han sido escasas y siempre bajo la sombra de la controversia.
Ahora, tras una serie de conversaciones privadas con el rey Carlos III, el príncipe Andrés decidió renunciar oficialmente al uso de sus títulos reales, una medida que busca reducir la atención mediática sobre su figura y evitar que su nombre siga afectando la imagen de la corona.
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Tras una conversación con el Rey y mi familia, creo que esta es la mejor decisión.
Señaló en su comunicado difundido por medios británicos. En medio de este difícil panorama, su hija, la princesa Beatriz, ha dado un gesto que muchos interpretan como una clara señal de apoyo.
La nieta de la reina Isabel II fue vista llegando a la residencia familiar en Royal Lodge, Windsor, poco después del anuncio de su padre, mostrando con su presencia que se mantiene a su lado pese al distanciamiento institucional.
Aunque Beatriz no ha hecho declaraciones públicas, su visita llamó la atención. Según medios británicos como Hello! y People, la princesa acudió a acompañar a su padre en uno de sus momentos más difíciles, reforzando su imagen de hija leal y reservada.
Pese a la renuncia del duque de York, tanto Beatriz como su hermana Eugenia mantendrán sus títulos reales, ya que estos les corresponden por nacimiento.
Según fuentes citadas por Marie Claire, el propio rey Carlos habría intervenido para proteger a sus sobrinas de cualquier repercusión, evitando que la controversia afecte su lugar dentro de la familia real.
La discreción y prudencia con la que Beatriz ha manejado esta situación no solo reflejan su carácter, sino también su intención de mantener un equilibrio entre la lealtad familiar y el deber real, evitando alimentar el escándalo que aún persigue a su padre.