El Príncipe Andrés ha anunciado que dejará de usar su título de Duque de York, así como otros honores reales, tras un acuerdo con el rey Carlos III y miembros clave de la Casa Real británica.
Andrés, quien ya llevaba años apartado de la vida pública, confirmó que la medida incluye renunciar al uso de sus títulos y honores previamente conferidos, sin embargo, continuará siendo considerado príncipe por derecho de nacimiento.
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La decisión no fue tomada de forma unilateral, el Palacio de Buckingham comunicó que este paso fue acordado “tras discusiones” con el Rey y otros miembros de la familia real, con el fin de evitar que las controversias que rodean a Andrés distraigan la labor institucional.
Este anuncio llega en un contexto de renovado escrutinio mediático sobre las conexiones del príncipe con Jeffrey Epstein, así como la publicación de extractos del inédito libro póstumo de Virginia Giuffre que reavivaron acusaciones pasadas. Es precisamente esa presión pública la que, según analistas reales, impulsó la decisión definitiva.
Aún no se han confirmado detalles legales sobre cómo se llevará a cabo el proceso formal de remoción de títulos, algunos expertos señalan que, para retirar por completo el ducado, podría requerirse la intervención parlamentaria, ya que es una prerrogativa que trasciende lo puramente familiar.
Por ahora, el comunicado oficial establece que estos cambios entrarán en vigor de inmediato y que Andrés dejará de presentarse bajo sus antiguos títulos en actos públicos, aunque se especula que seguirá residiendo en Royal Lodge bajo acuerdos previos de arrendamiento, su rol dentro de la monarquía quedará severamente limitado.
Con esta decisión histórica, la Casa Real británica da un paso decisivo para redefinir los márgenes de responsabilidad pública y privada de sus miembros, enviando un mensaje claro: el prestigio institucional debe prevalecer sobre privilegios personales.