Victoria Beckham ha abierto un capítulo profundamente personal en su nueva docuserie de Netflix, al relatar por primera vez cómo le confesó a su esposo, el exfutbolista David Beckham, su batalla contra un trastorno alimenticio.
En el relato, Victoria asegura que no confiaba en nadie para hablar de su lucha: “No confiaba en nadie, en absoluto”, dijo. Admitió que mantuvo su secreto durante mucho tiempo, aunque David siempre percibió su disciplina con la comida, no conocía la gravedad de su problema.
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La presión de los medios y los comentarios constantes sobre su peso contribuyeron a su caída emocional. Victoria relató que, en su juventud, fue apodada tanto “Porky Posh” como “Skinny Posh”, etiquetas que confundían su percepción de sí misma y reforzaban sus inseguridades.
Lo más duro, dijo, fue la sensación de perder la realidad: “Cuando tienes un desorden alimenticio, puedes volverte muy bueno mintiendo”, reconoció, refiriéndose a cómo manipulaba su relación con la comida para mantener una imagen pública impecable.
La recuperación también implicó un cambio de enfoque gracias al apoyo de David, él la animó a cambiar sus rutinas de ejercicio, integrando entrenamiento de pesas para alejarse de su obsesión por quemar calorías sin descanso.
Hoy, Victoria Beckham afirma haber reconstruido una relación más sana con su cuerpo y la comida, su testimonio no solo ilumina su pasado, sino que también inspira a quienes luchan en silencio, subrayando la importancia de hablar sin miedo y buscar ayuda desde el amor y la comprensión.