La industria de la moda rápida, conocida por su modelo de producción masiva y costos bajos que invitan al "usar y tirar", ha sido señalada por su devastador impacto ambiental y social. Ahora, Francia, la cuna de la alta costura, ha tomado una postura firme. Aprobada en junio de 2025, una nueva ley busca regular y sancionar el fast fashion, definiéndolo por el volumen de prendas producidas y la velocidad de renovación de sus colecciones. Marcas de moda rápida y ultra-rápida, como Shein y Temu, serán las primeras en sentir el impacto.
La Ley contra el Fast Fashion es contundente; estos son sus principios
- Impuesto ambiental progresivo: a partir de 2025, se aplicará una "ecotasa" progresiva, que iniciará en 5 euros por prenda y escalará hasta 10 euros para 2030. Los fondos recaudados se destinarán a apoyar a productores de ropa sostenible y a iniciativas de reparación, reciclaje y sensibilización sobre el impacto de la moda.
- Prohibición de publicidad: las marcas de fast fashion tendrán prohibido publicitar sus productos en cualquier medio. Esta medida busca frenar el consumo impulsivo y excesivo, impulsado por estrategias de marketing agresivas que fomentan un estilo de vida de compra constante.
El objetivo principal de esta ley es ambicioso, reducir drásticamente el impacto ambiental y social de la industria del fast fashion, promoviendo la durabilidad de las prendas y fomentando prácticas éticas en toda la cadena de suministro. La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo, generando enormes cantidades de residuos, consumiendo vastos recursos hídricos y emitiendo gases de efecto invernadero.
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Además de la ecotasa y la prohibición de publicidad, la ley francesa refuerza las obligaciones de transparencia. Las marcas de fast fashion deberán indicar claramente el impacto ambiental de sus prendas, incluyendo detalles sobre producción, transporte, materiales y huella de carbono. Esta medida se suma a la ya vigente ley AGEC (en vigor desde 2022), que exige a las empresas ser transparentes sobre la trazabilidad de los materiales, la presencia de microfibras plásticas, el uso de materiales reciclados, la reciclabilidad, la reusabilidad y la presencia de sustancias peligrosas. Todo ello invita a un estilo de vida más consciente y a una moda que refleje valores de sostenibilidad.