El maquillaje ha evolucionado con el paso del tiempo, pero existen ciertas técnicas que se mantienen como verdaderos clásicos por su versatilidad y efectividad. Estas prácticas, que forman parte del día a día de profesionales y aficionados, son la base para conseguir un acabado favorecedor, con ellas cualquier persona puede realzar su belleza natural y proyectar seguridad en cualquier ocasión.
Una de las técnicas más importantes es la preparación de la piel, antes de aplicar cualquier producto es esencial limpiar, hidratar y proteger el rostro con protector solar. Este paso no solo garantiza un acabado uniforme, sino que también ayuda a que el maquillaje dure más tiempo y se mantenga fresco a lo largo del día.
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El uso de la base adecuada es otro pilar del maquillaje clásico, escoger un tono que se funda con el color natural de la piel y una textura que se adapte al tipo de cutis (seca, grasa o mixta) es fundamental. La aplicación uniforme, ya sea con brocha, esponja o dedos, logra un efecto natural que evita contrastes visibles en cuello o mandíbula.
El delineado de ojos es, sin duda, una de las técnicas más atemporales, ya sea en un estilo discreto para el día o más marcado en la noche, el delineador en lápiz, gel o líquido enmarca la mirada y la hace destacar. El clásico "cat eye" o delineado en ala es un estilo que sigue vigente desde hace décadas por su capacidad de aportar elegancia y fuerza al look.
El uso del rubor continúa siendo un básico infaltable, aplicado en las mejillas de manera sutil, devuelve frescura y vitalidad al rostro. Los tonos rosados, durazno o terracota son los más utilizados, ya que se adaptan a diferentes tonos de piel, brindando un aspecto saludable y natural que nunca pasa de moda.
Otro recurso clásico es el labial en tonos intensos, especialmente el rojo, este color, considerado un símbolo de feminidad y empoderamiento, se ha mantenido como un referente en la moda de belleza durante generaciones, además, los acabados mate o brillantes permiten adaptar el estilo a cada personalidad y ocasión, manteniendo siempre un aire sofisticado.
Finalmente, la clave para lograr un look profesional está en la práctica y la adaptación, no se trata de seguir reglas rígidas, sino de comprender qué técnicas resaltan mejor cada rostro y estilo de vida. Al dominar estas bases del maquillaje, cualquier persona puede crear looks que combinen frescura, elegancia y atemporalidad, proyectando confianza en cada momento.