SALUD Y BIENESTAR

Qué es la metilación y cómo interviene en el proceso de envejecimiento

Aunque ocurre constantemente en todas las células, cobra especial relevancia cuando hablamos de longevidad, regulación hormonal, prevención de enfermedades y envejecimiento saludable

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La metilación es un proceso bioquímico esencial mediante el cual el organismo añade un grupo metilo (–CH3) a diferentes moléculas, especialmente al ADN. Esta reacción forma parte de la llamada epigenética, un campo que estudia cómo ciertos mecanismos pueden activar o desactivar genes sin alterar su secuencia.

A nivel celular, la metilación funciona como un “interruptor” que modula la actividad de los genes. Gracias a este proceso, el organismo regula funciones vitales como la producción de energía, la respuesta inmunológica, la detoxificación hepática, el equilibrio del sistema nervioso y la reparación del ADN. Cuando la metilación se mantiene estable, las células funcionan de forma óptima, sin embargo, cuando disminuye o se altera, el cuerpo puede volverse más vulnerable a inflamación, estrés oxidativo y fallos en la regeneración celular.

En el proceso de envejecimiento, la metilación desempeña un papel fundamental. Con el paso del tiempo, los patrones de metilación del ADN cambian de manera natural, algunos genes que deberían permanecer “apagados” se activan y otros que deberían estar activos se silencian. Estos cambios epigenéticos influyen en la pérdida de elasticidad de la piel, la disminución de energía, la ralentización del metabolismo, la aparición de arrugas y la progresión de enfermedades asociadas a la edad.

La mala metilación no solo acelera el envejecimiento visible, sino también el interno. Factores como el estrés crónico, dieta baja en nutrientes, contaminación, sedentarismo, alcohol en exceso y falta de sueño afectan directamente este proceso. Cuando la metilación se ve comprometida, la reparación del ADN se vuelve menos eficiente, aumenta la inflamación sistémica y se elevan los niveles de homocisteína, un compuesto vinculado a enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo.

Afortunadamente, la metilación es un proceso influenciable, y adoptar hábitos saludables puede optimizarlo. Nutrientes como vitaminas del grupo B (B6, B9 y B12), colina, magnesio y betaina son esenciales para que el ciclo de metilación funcione correctamente. Mantener una alimentación rica en vegetales verdes, legumbres, huevos, granos integrales y pescados, así como reducir el consumo de ultraprocesados, puede favorecer una mejor señalización epigenética. La actividad física regular, la exposición a luz natural y el manejo del estrés también mejoran los patrones de metilación.

La metilación es un proceso central para comprender cómo envejecemos y cómo podemos influir en nuestra edad biológica, aunque no podemos detener el paso del tiempo, sí podemos cuidar la maquinaria celular que determina cómo nos sentimos, cómo nos vemos y qué tan bien funciona nuestro cuerpo con los años. Priorizar hábitos que promuevan una metilación adecuada es, hoy en día, una de las estrategias más efectivas para alcanzar un envejecimiento sano y equilibrado.