Desde celebraciones familiares hasta reuniones informales con amigos, el alcohol ha ocupado un lugar constante en la vida social de millones, sin embargo, nuevas investigaciones científicas advierten que incluso pequeñas cantidades pueden implicar riesgos para la salud, especialmente cuando se consumen de forma frecuente.
Según la psicóloga especializada en salud pública, Nora Ramírez, lo que alguna vez se consideró un “consumo moderado” ya no es visto como inofensivo.
Una sola copa diaria puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades como cáncer de mama o padecimientos hepáticos
De igual forma, un informe del comité dietético federal de Estados Unidos indica que la recomendación actual, una bebida al día para mujeres y hasta dos para hombres, está siendo reconsiderada debido a la evidencia acumulada sobre los efectos negativos del alcohol en el organismo.
“En 2020 se propuso igualar la cifra a una bebida diaria para ambos sexos, pero la medida no fue adoptada oficialmente”, apuntó el reporte publicado por Harvard T.H. Chan School of Public Health.
El dilema: beber o no beber
Aunque dejar el alcohol por completo es la única forma segura de evitar riesgos, para muchos no es una opción realista, en respuesta a este contexto, ha ganado fuerza el movimiento “sober curious”, una tendencia que invita a cuestionar la necesidad social de beber y optar por alternativas más saludables sin perder el placer de compartir. “Cada vez más personas se sienten cómodas diciendo ‘no gracias’ a una copa, sin que eso signifique quedarse fuera del grupo”, destacó la nutricionista Lucía Figueroa.
¿Cómo reducir el consumo sin aislarse?
- Establece límites claros: Define cuántas bebidas por semana consumirás y cúmplelo.
- Opta por versiones sin alcohol: Cervezas, vinos o cócteles 0% cada vez son más comunes.
- Normaliza decir no: No necesitas justificar tu decisión de no beber.
- Busca apoyo social: Rodéate de personas que respeten tu elección.
Entender los riesgos no significa eliminar por completo una bebida ocasional, pero sí implica consumir con conciencia, sin caer en hábitos normalizados que pueden tener costos altos a largo plazo.