Por años, el número en la báscula ha sido sinónimo de éxito o fracaso para quienes deciden cambiar su alimentación. Sin embargo, una reciente investigación realizada por la Harvard T.H. Chan School of Public Health y la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en Israel, está a punto de cambiar esa narrativa.
El estudio, publicado en la European Journal of Preventive Cardiology, analizó a 761 adultos con obesidad abdominal que siguieron dietas saludables durante 18 a 24 meses. ¿El hallazgo? Alrededor del 28% no perdió peso significativo… pero su salud mejoró notablemente.
Te podría interesar
Entre los cambios detectados en quienes no bajaron de peso están la reducción de grasa visceral la más peligrosa y silenciosa, además de mejoras en la sensibilidad a la insulina y un perfil lipídico más saludable. asimismo se registró una disminución de la hormona leptina, que regula el apetito, y mejores niveles de colesterol HDL, conocido como “el bueno”.
Las dietas analizadas incluían versiones bajas en grasa, bajas en carbohidratos, y mediterráneas tradicionales y “verdes”, estas últimas ricas en polifenoles, con una conclusión contundente: no existe un patrón único, pero sí un beneficio común cuando hay constancia y estructura.
La investigación también reveló que quienes no bajaron de peso eran en su mayoría mujeres mayores, un grupo que tradicionalmente enfrenta mayores desafíos para adelgazar debido a factores hormonales y de composición corporal. Pero ni siquiera eso fue un impedimento para obtener beneficios metabólicos significativos.