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Hacer ejercicio regularmente no solo es clave para tener más energía y un cuerpo fuerte: también es un seguro de vida para tu salud mental y emocional, aunque sabemos de sobra todos sus beneficios, seguimos cayendo en la trampa de la excusa fácil. No tengo tiempo, estoy cansado, me da pena ir al gym, ¿te suenan?, la buena noticia es que casi siempre esas barreras son mentales y puedes romperlas con estrategia y voluntad. Aquí te dejo las excusas más comunes que sabotean tu entrenamiento y la forma de quitarlas de tu camino.
- “No tengo tiempo”: Organiza tu día y reserva aunque sea 15-30 minutos, si no puedes con una sesión larga, divide: 10 min por la mañana, 10 al mediodía, 10 en la tarde. Camina, sube escaleras, ve en bici: el movimiento se adapta a ti.
- “Estoy muy cansado/a”: Moverte te da más energía de la que quita, si el gym suena imposible, prueba caminar o estirar 15 minutos. Duerme bien, come mejor: tu cuerpo no se recarga solo.
- “No tengo motivación”: ¿Te aburre el gym?, cámbialo. Baila, nada, haz senderismo, únete a un equipo o entrena con alguien que te inspire, ponte metas pequeñas y date recompensas sanas.
- “Me intimida el gimnasio”: Empieza en casa: videos, apps, clases online, si quieres ir al gym, ve en horas tranquilas o pide ayuda a un entrenador para agarrar confianza, recuerda: todos empezaron de cero.
- “Hace mal clima”: Plan B: yoga en casa, pilates online, entrenamientos con peso corporal, o invierte en ropa para entrenar afuera llueva o truene.
- “Es muy caro”: No necesitas pagar membresía para moverte, corre, camina, usa parques o rutinas gratis en YouTube, el peso de tu cuerpo es suficiente para empezar.
- “No veo resultados rápidos”: Sé paciente: la constancia gana, no te claves solo en el físico, nota cómo mejora tu ánimo, tu energía y tu disciplina, registra tu avance y celebra cada logro.
- “Me duele algo”: Aprende a distinguir dolor normal de lesión, si duele mucho, ve a un experto, si es leve, ajusta: opta por ejercicios suaves o descanso activo.
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La próxima vez que una excusa toque la puerta, contesta con decisión: muévete aunque sea un poco, tu cuerpo y tu mente se van a encargar de agradecerte cada paso.