El Temach nuevamente volvió a encender la polémica al criticar a Fabiola Martínez por ventilar detalles de su relación con Alex Montiel, conocido como El Escorpión Dorado, fue en su más reciente video, donde el influencer cuestionó lo que considera un “doble estándar” de los usuarios en redes sociales.
El detonante fueron las declaraciones de Fabiola, quien filtró notas de voz privadas de Montiel, generando reacciones encontradas, según El Temach, el caso refleja la incongruencia con la que el público juzga a unas figuras y celebra a otras por situaciones similares.
¿Por qué a Ángela Aguilar la cancelan y a Fabiola la aplauden, si hicieron lo mismo?
Su argumento apunta a que existe un sesgo mediático y social que favorece ciertos discursos cuando conviene.
Notas privadas y chisme para monetizar
Para El Temach, difundir audios íntimos es una línea que no debería cruzarse:
¿Por qué a ella no la critican si es más chismosa y publica mensajes privados? Por eso insisto: no manden notas de voz románticas, porque luego cualquier morra, por unos likes, las hace públicas.
En su mensaje, aseguró entender que Montiel sea “expresivo y romántico”, pero advirtió que, cuando una mujer está molesta, “todo lo malo se le carga al hombre”, reforzando su idea de que la narrativa pública termina siempre por responsabilizar a ellos.
Feminismo de Schrödinger
El Temach fue más allá y acusó a muchas mujeres de aplicar un “feminismo de Schrödinger”, es decir, usar la bandera feminista solo cuando les conviene, y desecharla si resulta más rentable actuar en sentido contrario.
Son inteligentes, pero fingen no serlo para no asumir la responsabilidad de sus decisiones. Al final, los hombres son quienes pagan los platos rotos.
Además, apuntó a la industria de creadores que capitalizan estos escándalos sentimentales:
Ya vimos el caso de Adrián Marcelo, luego Oscar Burgos y ahora Fabiola, que abrirá su canal de YouTube para sacarle provecho al chisme.
Antes de cerrar, bromeó asegurando que, cuando sea anciano, se convertirá en “Paquito el del barrio” para componer canciones contra mujeres y reírse de la cancelación: “A esa edad, ya ni me podrán cancelar”.