Sobre una pared de siete pisos en Roubaix, Francia, la artista neerlandesa Judith de Leeuw concluyó los últimos trazos de un verde ceniciento el mismo tono que la pátina del cobre de la Estatua de la Libertad. Con un gesto sorprendente, la dama neoyorquina no levanta la antorcha: se cubre el rostro con ambas manos, como quien no soporta mirar. La obra se titula “La protesta silenciosa”.
A decir de la propia autora, la imponente escultura decidió no mirar las recientes medidas a migrantes en Estados Unidos pues el peso es demasiado duro de ver, al tiempo que dijo, los valores de la propia estatua se han perdido con el tiempo.
La pinté cubriéndose los ojos, porque el peso del mundo se ha vuelto demasiado pesado para ser visto
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A sus 29 años, De Leeuw ha recorrido 41 países con murales que abordan migración, pobreza y derechos LGBTQIA+. Su reciente “Behind the Rainbow en Ámsterdam”, que muestra a dos hombres besándose, fue noticia mundial en 2024, mientras su web oficial describe su trabajo como una misión de traducir emociones ajenas en imágenes monumentales.
Según el Instituto Nacional de Estadística francés (INSEE), 22?% de los 99 000 habitantes de la ciudad de Roubaix son inmigrantes, muchos originarios del Magreb y de África subsahariana. De Leeuw escogió ese escenario para subrayar el contraste entre el ideal de la estatua como regalo de Francia a Estados Unidos en 1886 y la realidad de quienes hoy sueñan con cruzar fronteras.