Una taza de té de manzanilla puede ser mucho más que una bebida nocturna reconfortante. Esta infusión, elaborada con flores secas de Matricaria chamomilla, ha sido utilizada durante siglos por sus propiedades calmantes y digestivas. Hoy, la ciencia respalda sus beneficios pues contiene apigenina, un antioxidante que promueve la somnolencia al interactuar con los receptores cerebrales.
Estudios publicados en Phytomedicine Journal y por instituciones como Harvard Health señalan que tomar té de manzanilla puede mejorar la calidad del sueño al funcionar como un sedante natural suave, ideal para quienes padecen insomnio leve o problemas para conciliar el sueño.
Reduce la ansiedad, pues sus propiedades ansiolíticas favorecen la relajación mental y emocional sin generar dependencia, además de aliviar molestias digestivas como cólicos o inflamación intestinal, así como también fortalece el sistema inmune pues tiene efectos antimicrobianos y antiinflamatorios, útiles en épocas de frío o malestar general.
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Ideal como parte de un ritual nocturno, se recomienda preparar la infusión con flores naturales o bolsitas, dejar reposar por unos minutos y beber lentamente, preferentemente sin pantallas ni distracciones.