Cada vez más jóvenes en México y en distintas partes del mundo están abrazando una tendencia que rompe con los viejos estereotipos de la fiesta: celebrar sin alcohol. Lo que antes parecía imposible, hoy se convierte en un movimiento que gana terreno entre quienes buscan diversión, música y amigos, pero con un enfoque más consciente y libre de excesos.
En los últimos años, las campañas de concientización sobre el consumo responsable han comenzado a mostrar resultados visibles. La nueva ola de reuniones sin alcohol no se trata solo de evitar riesgos, sino de ofrecer experiencias igual de vibrantes, con barras de moctelería, DJs en vivo y atmósferas que no tienen nada que envidiar a una fiesta tradicional.
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De acuerdo con la consultora ISWR, el mercado global de bebidas sin alcohol creció un 31 % entre 2018 y 2022. Además, una de cada cinco personas ya alterna entre opciones con y sin alcohol en sus reuniones. Este cambio refleja no solo un interés por la salud, sino también por la libertad de elegir sin sentirse juzgado.
Aun así, la presión social sigue siendo un factor. Un estudio del Dr. Charles Spence, de la Universidad de Oxford, reveló que el 21 % de la Generación Z ha ocultado que consume bebidas 0.0 por temor a ser criticado, mientras que el 38 % de los hombres jóvenes admitió que solo lo haría si sus amigos también lo hacen. Estos datos muestran que, aunque la tendencia avanza, todavía enfrenta ciertos prejuicios.
Lo interesante es que las nuevas generaciones están transformando la manera de brindar. Ya no se necesitan excusas para elegir una opción sin alcohol: no hace falta ser el conductor designado ni estar en un régimen estricto de salud. La decisión puede surgir simplemente del deseo de disfrutar con energía plena, sin miedo a perderse nada.