Detrás de los campos de cultivo y la industria hotelera de Estados Unidos, existe una demanda constante de mano de obra que a menudo no puede ser cubierta por trabajadores domésticos. Es aquí donde entran en juego las visas H-2A y H-2B, dos programas de trabajadores temporales que son la columna vertebral de sectores económicos vitales.
La visa H-2A está diseñada para traer trabajadores extranjeros a empleos agrícolas temporales o de temporada, abarcando desde la cosecha de frutas y verduras hasta la operación de maquinaria agrícola. Por otro lado, la visa H-2B cubre una amplia gama de trabajos no agrícolas, como paisajismo, construcción y limpieza.
¿Por qué las Visas H-2A y H-2B son la excepción en su política migratoria?
La postura de Donald Trump en materia migratoria ha sido, en general, de estricto control. Sin embargo, en el caso de las visas H-2A y H-2B, su retórica muestra un matiz pragmático. Trump ha reconocido públicamente que sus políticas migratorias han afectado a los sectores agrícola y hotelero, admitiendo la necesidad de proteger a los agricultores y el valor de la mano de obra migrante.
Citando sus propias palabras, la necesidad es clara:
Debemos proteger a nuestros agricultores
Este reconocimiento apunta a la subsistencia de las empresas estadounidenses, sino también a la dependencia de trabajadores que, en algunos casos, han contribuido al país por décadas. Si bien Trump ha reiterado su intención de remover a quienes considera criminales, también ha señalado la importancia de abordar la escasez de mano de obra en estos sectores específicos, posicionando a las visas H-2A y H-2B como una necesidad económica.
Para muchos, obtener una de estas visas es el resultado de un largo proceso que culmina en un viaje transfronterizo con un propósito claro: buscar una mejor oportunidad económica.