En una sesión que se extendió por más de 24 horas y tras un debate agónico de cuatro días, el Senado de Estados Unidos aprobó el plan fiscal y presupuestario del presidente Donald Trump con un ajustado margen de 51 votos a favor y 50 en contra. La votación final requirió el voto de desempate del vicepresidente J.D. Vance, lo que dejó ver la fuerte división incluso dentro del propio partido republicano.
La propuesta, bautizada por el mandatario como el "gran y hermoso proyecto de ley" ("The One, Big, Beautiful Bill"), experimentó algunas modificaciones durante su paso por el Senado para intentar obtener el respaldo de un mayor número de legisladores. Entre los cambios introducidos se incluye la creación de un fondo de 25 mil millones de dólares destinado a hospitales rurales y la eliminación de exenciones fiscales para proyectos eólicos y solares, una medida que fue destacada durante la administración anterior.
Polémica de impuesto a remesas de migrantes
Uno de los aspectos más destacados y polémicos del plan fiscal aprobado por el Senado es la inclusión de un gravamen del 1% a las remesas que los migrantes envían a sus familias en el extranjero. Esta medida ha generado críticas y debates sobre su impacto en las economías de los países receptores de estas remesas.
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Tras su aprobación en el Senado, el plan fiscal de Donald Trump ahora se dirige a la Cámara de Representantes para su votación final. Se espera que la cámara baja vote sobre la medida durante esta semana. En caso de ser aprobado también por la Cámara de Representantes, el plan será enviado al presidente Trump para su firma antes del viernes, lo que lo convertiría en ley.
El resultado de la votación en la Cámara de Representantes es crucial para el futuro de esta ambiciosa reforma fiscal y presupuestaria impulsada por el gobierno de Trump. La atención ahora se centra en si la cámara baja respaldará el plan aprobado por el Senado, o si se presentarán nuevos obstáculos en el proceso legislativo.