Cada estado del país resguarda secretos de piedra, ciudades antiguas y estructuras que narran la historia de civilizaciones que marcaron el rumbo de Mesoamérica, desde la majestuosidad de Teotihuacán hasta la mística de Calakmul, estos nueve sitios arqueológicos son paradas obligatorias para quien quiera entender la fuerza de nuestras raíces.
Empecemos con Teotihuacán, la Ciudad de los Dioses, ubicada a menos de una hora de CDMX, sus pirámides del Sol y la Luna siguen hipnotizando a locales y extranjeros por igual. Al sur del país encontramos Monte Albán, en Oaxaca, domina el Valle con su arquitectura zapoteca y una vista que corta el aliento.
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Si quieres perderte entre templos mayas, Palenque en Chiapas y Uxmal en Yucatán te transportan a un tiempo donde la selva custodiaba secretos escritos en piedra. Chichén Itzá, por su parte, se mantiene como uno de los destinos más visitados del país, con el imponente castillo de Kukulkán recordándonos por qué es una de las Nuevas Maravillas del Mundo.
Para quienes buscan rutas menos concurridas, Tulum, con su postal caribeña y murallas frente al mar, es el ejemplo perfecto de cómo el pasado y el paraíso pueden convivir. Más al norte, en Campeche, Calakmul revela templos que apenas asoman entre la espesura. Visitarla es una aventura para los sentidos.
En el Bajío, El Tajín, en Veracruz, muestra la riqueza totonaca con su Pirámide de los Nichos y rituales vivos como los Voladores, finalmente, Paquimé, en Chihuahua, rompe con lo que muchos esperan: arquitectura de adobe, calles rectas y vestigios de una cultura del norte poco explorada.
México no se entiende sin sus piedras, sus caminos antiguos ni sus relatos tallados en cada muro, no basta con leer sobre ellos: hay que caminar sus calzadas, subir sus escalones y sentir el viento cargado de historia, si quieres una escapada que te conecte con la grandeza de nuestro pasado, elige uno, dos o todos.