Enciende tu GPS: A dos o tres curvas del desierto, aparece un valle verde que brilla a contraluz. Un sitio donde el agua corre por acequias centenarias y los viñedos trepan colinas doradas; la promesa es simple: beber bien, caminar lento y mirar lejos.
El secreto tiene nombre y apellido: Parras de la Fuente, Coahuila. Pueblo Mágico de linaje vitivinícola —hogar de la casa vinícola en activo más antigua de América (1597)—, atesora bodegas, capillas en lo alto y plazas sombreadas por nogales. Es el rincón perfecto para reconectar con el norte desde la calma.
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Cómo llegar y cuándo ir
Desde los Dos Laredos la ruta es carretera pura (vía Monterrey–Saltillo); calcula cinco a seis horas según tránsito y paradas. Conviene manejar de día, llevar efectivo para entradas y reservar si visitas en vendimias (agosto–septiembre), cuando los viñedos celebran cosecha y catas.
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Qué ver
Empieza por la Capilla del Santo Madero, mirador al valle y sus alfombras de verde. Desciende al Centro Histórico: portales, casonas y un acueducto que explica el milagro del agua en tierra árida. Agenda una visita guiada a bodega: recorrido por viñedo, cava y cata comentada. Si buscas frescura, asómate al Estanque de la Luz y pasea entre nogaleras cuando baje el sol. Cierra en el Museo del Vino y la Vid para entender la memoria líquida del lugar.
Dónde comer y brindar
Reserva mesa en restaurante de viñedo o fonda de barrio: asado norteño, enchiladas coahuilenses y postres de nuez. A media tarde, prueba pan de pulque y una nieve de mantecado; por la noche, copa de tinto local y silencio de sierra.
Itinerario
- Día 1: Llegada, bodega y cata. Centro y Portales al atardecer. Cena corta.
- Día 2: Santo Madero al amanecer. Estanque de la Luz. Brunch con pan de pulque. Compra de vino para el regreso.
Tips finales
Lleva bloqueador y sombrero, calzado cómodo, respeto a horarios de culto y reservas anticipadas en cosecha. Parras se disfruta sin prisa: cada sorbo, cada sombra y cada piedra cuentan una historia.