SALUD Y BIENESTAR

Fortalece tu sistema inmunológico en invierno; hábitos que realmente funcionan según la ciencia

Más allá de remedios rápidos, la ciencia respalda un conjunto de estrategias simples pero efectivas para reforzar las defensas naturales del organismo durante los meses fríos.

Por
Escrito en TENDENCIAS el

Durante la temporada invernal, el cuerpo enfrenta cambios drásticos de temperatura, aire seco y menor exposición solar, factores que pueden debilitar el sistema inmunológico. Por ello, adoptar hábitos saludables y sostenibles es clave para mantener la energía y prevenir enfermedades respiratorias.

La alimentación juega un papel fundamental en la inmunidad. Los expertos recomiendan consumir frutas y verduras ricas en vitamina C, A y E, como cítricos, zanahorias, pimientos y espinacas, que actúan como antioxidantes y ayudan a combatir los radicales libres. También es importante incluir zinc y hierro, presentes en legumbres, nueces y cereales integrales, así como proteínas magras que fortalecen los tejidos. Los alimentos fermentados como el yogur o el kéfir aportan probióticos naturales que mejoran la microbiota intestinal, un pilar esencial del sistema inmune.

Dormir bien es uno de los hábitos más infravalorados cuando se trata de fortalecer el sistema inmunológico. Diversos estudios demuestran que el sueño de calidad potencia la producción de citocinas, proteínas que ayudan al cuerpo a responder ante infecciones. Mantener una rutina de sueño de entre 7 y 9 horas, evitar pantallas antes de dormir y crear un ambiente oscuro y tranquilo puede marcar la diferencia entre una defensa sólida y un cuerpo vulnerable.

El ejercicio regular estimula la circulación de las células inmunitarias, lo que ayuda a detectar y eliminar patógenos con mayor eficacia. No se trata de entrenamientos intensos, sino de mantener el movimiento diario: caminar, practicar yoga o hacer rutinas ligeras en casa. El movimiento moderado mejora la respuesta inmunitaria, reduce el estrés y favorece un mejor descanso. En invierno, cuando la inactividad es más común, la constancia física se convierte en una aliada poderosa.

Durante el invierno, los niveles de vitamina D tienden a disminuir debido a la menor exposición al sol. Este micronutriente es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Siempre bajo supervisión médica, puede ser útil complementar la dieta con suplementos o alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos, huevos o leche fortificada, además, manejar el estrés es crucial, ya que el exceso de cortisol, la hormona del estrés, puede suprimir la función inmunitaria. Técnicas como la respiración consciente, el grounding o la meditación ayudan a mantener el equilibrio mental y físico.

Aunque en invierno la sed suele disminuir, mantenerse hidratado sigue siendo esencial. El agua favorece la eliminación de toxinas y mantiene las mucosas húmedas, lo que ayuda a bloquear virus y bacterias. Las infusiones naturales, los caldos vegetales y las sopas son excelentes opciones para conservar la hidratación y el calor corporal. Complementar estos hábitos con medidas preventivas como el lavado frecuente de manos, ventilación de espacios y vacunación estacional refuerza la protección integral del organismo.