Para muchas personas, los peluches no se quedan guardados en la infancia, hoy, millones de adultos confirman que estos objetos blandos son algo más que un recuerdo: son un apoyo emocional que se extiende hasta la cama, así lo explica Max Genecov doctor en psicología clínica por la Universidad de Pensilvania, quien reconoce abiertamente que duerme con peluches desde niño.
Simplemente creo que son cosas bonitas que tienes.
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Su caso no es aislado, de acuerdo con Juli Lennett, asesora de la industria juguetera en Circana, durante la pandemia el consumo de peluches creció de forma notable entre adultos, tendencia que se mantiene en 2024, se calcula que uno de cada cinco peluches vendidos es para mayores de 18 años. Gigantes como Build-A-Bear ya adaptaron secciones completas para este público que, más allá de la nostalgia, busca compañía y consuelo.
Seguridad y apego en la vida adulta
La psicóloga del sueño Jade Wu aporta una clave: “Podría deberse a una mayor necesidad de consuelo ante la incertidumbre actual”, dormir con un peluche genera una sensación de compañía que puede ser vital para quienes viven solos o atraviesan momentos de ansiedad.
Un análisis de Build-A-Bear coincide: más del 50% de los adultos conserva al menos un peluche de la niñez, la suavidad, el olor y el contacto generan asociaciones positivas con la infancia y activan la memoria emocional.
Los peluches no son solo símbolo de apego sentimental, también son usados como recurso en terapia psicológica, la especialista Jessica Lamar, terapeuta para adultos con traumas, afirma que pedir a los pacientes crear su propio peluche y dotarlo de un valor simbólico puede desbloquear emociones y reforzar la autoestima.
El peluche recibe el afecto y la compasión que la persona no tuvo, ayudando a reparar vínculos emocionales.
La doctora Jade Wu subraya que dormir con un peluche también tiene efectos fisiológicos, los humanos evolucionaron para dormir acompañados, por lo que el contacto físico, aunque sea con un objeto, envía una señal de seguridad al cerebro. “Nos sentimos más protegidos y descansamos mejor”, señala Wu, que, algunos modelos con peso extra funcionan como mantas pesadas: calman la mente, reducen la ansiedad y mejoran la calidad del sueño.