Alguna vez, Guillermo del Toro describió los 20 como “la edad de la desesperación”, esa etapa donde la angustia de “ya se me fue la vida y no hice nada” se convierte en fantasma constante, sin embargo, muchos no saben que la crisis más profunda no siempre llega con la juventud, sino dos décadas después: la famosa crisis de los 40 años, o crisis de la mitad de la vida, una etapa en la que miles de adultos replantean su historia, sus vínculos y su futuro.
"En los 40 viene el replanteamiento de lo que son”, explicó el psicólogo Jesús Villavicencio, quien detalla que esta etapa obliga a hacer preguntas incómodas: “¿Qué he hecho hasta ahora? ¿Estoy satisfecho? ¿Qué quiero para la segunda mitad de mi vida?”.
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Lejos de ser una rareza, es un fenómeno común y profundamente humano, como subraya Villavicencio, todavía hay quienes creen que la madurez es sinónimo de estabilidad, cuando en realidad la adultez también es escenario de cambios, dudas e incluso crisis profundas.
Una crisis silenciosa, pero inevitable
Según la Real Academia Española (RAE), una crisis implica un cambio profundo con consecuencias importantes, y aunque suele asociarse con la adolescencia, este momento de sacudida emocional reaparece cuando menos se espera, camuflado entre rutinas de trabajo, familia o estabilidad aparente.
A diferencia de la adolescencia, la crisis de la mediana edad se articula alrededor de ¿Estoy bien con lo que soy y he construido?, es un ajuste de cuentas interno: pareja, trabajo, religión, identidad.
Villavicencio, también docente en la Universidad La Salle, advierte que la mayoría no se da cuenta de inmediato:
No es que un día lleguen, se sienten en la sala y se digan: ‘¿Qué he hecho con mi vida?’. Sucede de forma más sutil, no es un drama adolescente, es más silencioso, pero igual de intenso internamente.
Cifras que confirman la sacudida
Las estadísticas lo respaldan: datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que, en México, la edad promedio de divorcio es de 40.8 años para mujeres y 43.3 para hombres. También en esta etapa es común que personas cuestionen la fe que profesaron durante décadas o incluso se declaren miembros de la comunidad LGTBQ+. “Muchos vivieron reprimidos la mitad de su vida y es justo en esta crisis cuando encuentran el valor de asumir su identidad”, enfatiza Villavicencio.
¿Estoy en crisis? Señales clave
Villavicencio detalla tres pistas claras para identificar que podrías estar atravesando la crisis de la mitad de la vida:
- Una necesidad de cambio drástica sin razón aparente.
- Estados de ansiedad persistente no ligados a un problema concreto.
- Insatisfacción al mirar atrás y dudas de lo que aún se puede construir adelante.
“Cuando miramos atrás, debemos ubicar fortalezas, no solo carencias. Decidir cambios desde la reflexión, no desde la impulsividad”, recomienda.