Los masajes linfáticos se han vuelto uno de los rituales de belleza más populares en redes sociales, y no es para menos pues ayudan a desinflamar, mejorar el tono de la piel y eliminar toxinas de manera natural. Lo mejor es que no necesitas gastar en tratamientos carísimos ni ser experta para hacerlo tú misma.
¿Qué es un masaje linfático facial?
Es una técnica suave que estimula el sistema linfático para que drene líquidos acumulados, mejore la circulación y elimine toxinas. Al aplicarlo en el rostro, ayuda a reducir la hinchazón, desmarcar las ojeras, definir el contorno facial y darle a la piel un efecto glow inmediato.
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Beneficios principales:
– Disminuye la inflamación en mejillas y ojos
– Mejora la apariencia de ojeras
– Define mandíbula y pómulos
– Promueve la producción de colágeno
– Favorece la circulación y oxigenación de la piel
– Relaja los músculos faciales (adiós tensión)
¿Cómo hacerlo paso a paso en casa?
Solo necesitas tus manos limpias, un poco de aceite facial o suero, y unos minutos frente al espejo:
- Prepara la piel
Limpia tu rostro y aplica tu suero o aceite facial favorito para dar un efecto deslizante.
- Comienza por el cuello
Con movimientos suaves y descendentes, masajea desde detrás de las orejas hacia la clavícula. Esto activa el drenaje.
- Área de mandíbula
Con los nudillos, desliza desde el centro del mentón hacia las orejas, repite varias veces.
- Mejillas y pómulos
Usa los dedos índice y medio para presionar suavemente desde la nariz hacia las sienes.
- Zona de ojos
Con la yema del dedo anular, haz movimientos circulares desde el lagrimal hacia la parte externa del ojo.
- Frente
Con movimientos ascendentes y en dirección al crecimiento del cabello, masajea desde el entrecejo hacia los lados.
Hazlo durante 5 a 10 minutos, preferiblemente por la mañana o en la noche, ¡y tu rostro te lo va a agradecer!
El masaje linfático facial es uno de esos secretos de belleza que no solo embellecen por fuera, también se sienten por dentro. Con unos minutos al día puedes devolverle vitalidad a tu piel, mejorar su textura y reconectar contigo. Porque cuidarte también es darte un respiro.