En la cocina, el exceso de sal es uno de los errores más comunes y frustrantes, pues basta una pizca extra para transformar un platillo delicioso en algo apenas comestible.
Pero la buena noticia es que no todo está perdido: existen remedios caseros que pueden ayudarte a recuperar el sabor sin necesidad de empezar de nuevo.
Uno de los métodos más populares es el de la papa cruda. Al introducirla en preparaciones líquidas o semilíquidas como sopas, caldos o guisos, la papa actúa como una esponja natural que absorbe parte del exceso de sal, suavizando el sabor general.
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La técnica consiste en pelar una o dos papas y dejarlas hervir dentro del platillo durante varios minutos; al retirarlas, el resultado suele ser un caldo más equilibrado.
La recomendación no es nueva: chefs y cocineros caseros la han transmitido de generación en generación. La revista Culinary Science Today destaca que este efecto se debe a la capacidad de los tubérculos para absorber agua con alta concentración salina, equilibrando la osmolaridad del caldo. Aunque no elimina toda la sal, sí puede reducirla lo suficiente para que el platillo recupere armonía.
Además de la papa, hay otros aliados en la cocina:
- Arroz crudo: colocado en una gasa o bolsita de tela, también absorbe parte de la sal.
- Pan duro: sumergido unos minutos puede mitigar el exceso en caldos y salsas.
- Ingredientes lácteos: la crema, leche o yogurt natural suavizan sabores intensos y aportan cremosidad.
Un dato curioso: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta promedio de sal en el mundo es de 9 a 12 gramos diarios, cuando la recomendación es de apenas 5 gramos. Esto significa que, además de un recurso de emergencia en la cocina, aprender a controlar la sal es también una cuestión de salud.