Enclavado entre montañas y rodeado de historia, Malinalco no solo es uno de los Pueblos Mágicos más pintorescos del Estado de México, también es guardián de una de las cocinas tradicionales más fascinantes del país.
La riqueza gastronómica de esta localidad hunde sus raíces en los tiempos prehispánicos, cuando los matlazincas habitaban la zona y su dieta giraba en torno al maíz, el chile, los insectos comestibles y las hierbas locales. Posteriormente, la conquista mexica aportó nuevos ingredientes y la llegada de los españoles, nuevas técnicas que dieron lugar a una fusión que hoy aún se saborea en sus mesas.
Tamales de rana, tacos de cecina, caldo de iguana, pan artesanal, trucha recién pescada, pulque y miel natural son algunos de los sabores que siguen vivos en este pueblo.
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El Centro Histórico se transforma con el tianguis gastronómico, donde se encuentran no solo los ingredientes de siempre (quesos, frutas, semillas, café de olla, sopes y tlacoyos), sino también el alma de una comunidad que honra su pasado a través de la comida.
Pero Malinalco es más que buen comer. La Zona Arqueológica del Cerro de los Ídolos, el Ex Convento Agustino, el Museo Universitario Dr. Luis Mario Schneider y senderos para practicar rápel o ciclismo, completan la experiencia.
Y para quienes buscan una estancia auténtica, el Hotel Santa Mónica, fundado en los años 60, ofrece 16 habitaciones clásicas que conservan la atmósfera íntima de otra época.