El hígado graso, una condición en la que se acumula un exceso de grasa en el hígado, afecta a un número creciente de personas en México y a nivel mundial. Aunque en sus etapas iniciales puede no presentar síntomas, si no se aborda a tiempo, puede derivar en complicaciones graves como inflamación (esteatohepatitis), cicatrización (fibrosis y cirrosis) e incluso cáncer de hígado. Sin embargo, expertos en salud hepática afirman que, en muchos casos, es posible revertir el hígado graso mediante cambios significativos en el estilo de vida.
Causas y síntomas a los que debes estar atenta
El hígado graso se clasifica principalmente en dos tipos: el hígado graso no alcohólico (HGNA), que no está relacionado con el consumo excesivo de alcohol, y el hígado graso alcohólico, causado por el consumo excesivo de alcohol. Las causas más comunes del HGNA incluyen:
- Sobrepeso u obesidad: el exceso de grasa corporal puede acumularse en el hígado.
- Resistencia a la insulina: Dificulta que las células absorban glucosa, lo que lleva a un aumento de grasa en el hígado.
- Diabetes tipo 2: niveles altos de azúcar en la sangre pueden contribuir al desarrollo de hígado graso.
- Niveles altos de grasas en la sangre: especialmente los triglicéridos elevados.
- Factores genéticos: existe una predisposición genética en algunas personas.
- Dietas altas en grasas saturadas y azúcares: pueden promover la acumulación de grasa en el hígado.
En muchos casos, el hígado graso no presenta síntomas evidentes, especialmente en las etapas iniciales. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar:
Te podría interesar
- Fatiga o cansancio inexplicable.
- Dolor o molestias en la parte superior derecha del abdomen.
- Hinchazón abdominal.
En etapas más avanzadas, si se desarrolla daño hepático (cirrosis), los síntomas pueden incluir ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), pérdida de apetito, náuseas, debilidad, acumulación de líquido en piernas y abdomen, confusión mental y sangrado gastrointestinal.
Claves de los expertos para revertir el hígado graso
Revertir el hígado graso se centra principalmente en adoptar un estilo de vida saludable. Los expertos recomiendan las siguientes estrategias clave:
- Pérdida de peso gradual: perder incluso una pequeña cantidad de peso (alrededor del 5-10% del peso corporal) puede marcar una gran diferencia en la salud del hígado. Se recomienda una pérdida de peso gradual y constante.
Adopta una Dieta Saludable y Equilibrada:
- Prioriza la dieta mediterránea: rica en grasas monoinsaturadas (aceite de oliva, aguacate, frutos secos), ácidos grasos omega-3 (pescado azul, semillas de chía y linaza), frutas, verduras, legumbres y granos integrales.
- Reduce el consumo de grasas saturadas: presentes en carnes grasas, productos lácteos enteros y alimentos procesados.
- Evita los azúcares simples y añadidos: especialmente la fructosa que se encuentra en bebidas azucaradas, jugos procesados y dulces.
- Modera el consumo de carbohidratos refinados: como pan blanco, arroz blanco y pasta.
- Incrementa la ingesta de fibra: presente en frutas, verduras, legumbres y granos integrales.
Realiza ejercicio regularmente:
- Ejercicio aeróbico: caminar a paso ligero, trotar, nadar o andar en bicicleta durante al menos 30 minutos la mayoría de los días de la semana puede ayudar a quemar grasa y mejorar la sensibilidad a la insulina.
- Entrenamiento de fuerza: incorporar ejercicios de fuerza ayuda a aumentar la masa muscular, lo que también puede mejorar la sensibilidad a la insulina.
- Yoga y pilates: estas disciplinas pueden ayudar a reducir el estrés, un factor que puede contribuir al hígado graso.
- Elimina el consumo de alcohol: si bien esta recomendación es crucial para el hígado graso alcohólico, también es importante para el HGNA, ya que el alcohol puede dañar aún más el hígado.
- Evita comer en exceso por la noche: el cuerpo tiende a acumular como grasa los alimentos ingeridos justo antes de dormir.