BIENESTAR EMOCIONAL

El duelo no tiene filtros: lo que no te dicen de terminar una relación en la era de Instagram

Ver a tu ex en línea puede ser más doloroso que el adiós, así impacta el algoritmo en el proceso de sanar rupturas amorosas

Ruptura en la era de las redes sociales.Créditos: Canva
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Despertar y revisar el celular. Ver una historia. Sentir el vacío. En la era de los likes, los filtros y los reels, terminar una relación ya no significa cortar el contacto, sino abrir una ventana constante al pasado: la de las redes sociales.

Lejos de las películas donde se cortan todas las fotos y se tira la caja de recuerdos, hoy el ex aparece a diario en la pantalla, bailando con amigos, sonriendo en una nueva cita o subiendo frases que parecen indirectas. Aunque la relación haya terminado, el duelo no.

Una herida que se actualiza cada 24 horas

Según explica la psicóloga y escritora española Silvia Congost, especialista en dependencia emocional, las redes sociales han complicado el proceso de duelo para las parejas.

Estás intentando avanzar, pero el algoritmo te devuelve a la persona una y otra vez. Es un duelo en bucle

Y en efecto, estudios de la Universidad de Brunel, en Londres, muestran que ver publicaciones de una expareja activa las mismas zonas cerebrales asociadas con el dolor físico. Es decir, duele de verdad.

El problema no solo es ver al otro, sino también la presión de aparentar estar bien, porque en la era de las redes sociales, nadie sube una historia llorando a las 2 de la mañana.

El duelo de los “mejor sin ti”

A eso se suma el fenómeno de la autoexposición curativa: subir fotos, frases empoderadas o viajes para demostrar a uno mismo o al otro que se está mejor. Pero no siempre funciona.

¿Cómo sanar en un mundo que no para de mostrar?

Los psicólogos coinciden: poner límites digitales es clave. El primer paso puede ser silenciar, bloquear o eliminar contactos que interfieren en la sanación. No es infantil ni dramático, es autocuidado.

También ayudan pequeños rituales digitales, como borrar conversaciones, dejar de seguir hashtags relacionados o escribir una carta que no se envíe. Y, sobre todo, buscar espacios fuera de línea donde el duelo se viva con autenticidad.