RELACIONES

¿Eres intensa o simplemente honesta? La delgada línea que cambia todo

A muchas mujeres nos han hecho sentir que sentir “demasiado” es un problema, pero, ¿y si solo estábamos expresando con claridad lo que otras personas no se animaban a enfrentar?

Escrito en TENDENCIAS el

Durante años te han dicho que eres demasiado, que sientes mucho, que hablas más de la cuenta o que reaccionas con una fuerza “poco común”, y poco a poco te hicieron creer que esa intensidad era un defecto, algo que tenías que corregir o disimular para ser “más fácil de querer”.

Pero tal vez nunca fuiste intensa, tal vez solo fuiste directa, honesta, emocionalmente valiente, y eso es algo que muchos no supieron cómo sostener, porque no están acostumbrados a lidiar con alguien que no tiene miedo de expresar lo que quiere, lo que le duele y lo que no está dispuesta a aceptar.

Nos enseñaron a bajar la voz y medir las emociones en cucharaditas

Crecimos aprendiendo a no incomodar, a ser discretas con lo que sentíamos, a quedarnos calladas para no parecer exageradas, a disimular la emoción para no parecer “desesperadas”, y a fingir que algo no dolía para no asustar a nadie.

Y cuando por fin encontrábamos el valor de decir lo que nos pasaba, cuando mostrábamos nuestro lado más vulnerable, cuando pedíamos claridad o expresábamos que algo no estaba bien, nos tachaban de locas, de dramáticas o de intensas.

Sentir mucho no es el problema, lo difícil es que no lo reprimas

Pedir amor con claridad no es una red flag, poner límites no es exagerar, saber lo que necesitas y atreverte a nombrarlo no te hace exigente ni desmedida, al contrario, habla de alguien que ha aprendido a escuchar sus emociones sin sentir culpa por eso.

El verdadero problema no es que sientas mucho, sino que te obligues a guardar todo eso solo para no incomodar a quienes aún no están listos para vivir algo real, porque reprimir lo que sientes no te hace más fuerte, solo te aleja más de ti.

Sentir no es un error, es parte de tu poder

No estás mal por sentir, estás aprendiendo a ponerle nombre a lo que te pasa, estás reconociendo tu valor, dejando de normalizar los vacíos disfrazados de cariño, y dejando de aceptar silencios donde deberían ir palabras claras.

Las emociones no te hacen menos inteligente ni te restan fuerza, al contrario, te conectan con lo que es real, te ayudan a moverte, a entenderte, a ponerte límites y a saber cuándo decir “esto ya no lo quiero vivir más”.

No eras la intensa, solo eras tú, y eso incomoda a quienes aún no se animan a serlo

Lo que para algunos fue “demasiado”, para otros será justo lo que estaban buscando, porque cuando te muestras tal cual eres, sin máscaras, sin frenos, sin intentar encajar en expectativas ajenas, atraes conexiones más honestas, más estables, más sanas.

Puede que algunas personas te sigan malinterpretando, puede que no todos estén listos para esa claridad tuya, pero eso ya no te duele igual, porque ahora sabes quién eres, y eso ya no se negocia.