Postergas, lo sabes, lo sientes y a veces hasta te enojas contigo por hacerlo. Tienes algo pendiente que podrías terminar en una hora pero pasan tres días y ahí sigue. Si te pasa seguido, tranquila, no es flojera, ni falta de disciplina (aunque eso es lo que muchos creen). La ciencia ha estudiado por qué procrastinamos y hay respuestas mucho más profundas.
¿Qué es realmente la procrastinación?
Aunque muchos la definen como “dejar las cosas para después”, los estudios señalan que la procrastinación es una forma de regular emociones incómodas. Es decir, cuando tienes que hacer algo que te da ansiedad, miedo al fracaso, flojera o simplemente te abruma, tu cerebro decide evitarlo para sentirse mejor en ese momento.Es un mecanismo de defensa, no una mala costumbre.
Te podría interesar
¿Qué dice la ciencia sobre esto?
Investigadores de la Universidad de Calgary y la Universidad de Carleton han encontrado que las personas procrastinan más cuando tienen tareas que les generan emociones negativas, como duda, presión o inseguridad.
Y hay más: estudios de la Universidad de Harvard también muestran que el perfeccionismo puede alimentar la procrastinación. ¿La razón? Si sientes que algo tiene que salir perfecto, prefieres no empezarlo para no “fallar”. Tu cerebro prefiere la comodidad de “todavía no lo hago” que enfrentar el miedo a “¿y si lo hago mal?”.
Aquí van algunos tips sencillos y respaldados por la ciencia que sí funcionan (y no te hacen sentir culpable):
1. Divídelo en micro pasos
Si te abruma empezar, es porque lo ves como una montaña. En vez de “escribir todo el ensayo”, prueba con “abrir el documento y escribir una idea”.
- Tu cerebro necesita empezar con algo tan fácil que no lo rechace.
2. Ponle tiempo, no perfección
Un truco real es trabajar por bloques de tiempo (tipo técnica Pomodoro). Ejemplo: 25 minutos de enfoque y 5 de descanso.
- Tu cerebro se activa mejor con límite de tiempo que con presión de hacerlo perfecto.
3. Hazlo más amable emocionalmente
Si el pendiente te genera ansiedad, cambia el entorno. Pon música suave, enciende una vela o hazlo desde tu lugar favorito.
- No estás obligada a sufrir para ser productiva.
FOTO IG: @myhealthymindproject
4. Cambia el discurso interno
En vez de decirte “tengo que hacerlo ya”, prueba con “voy a intentarlo solo por 10 minutos”. Esa diferencia baja la resistencia.
- Tu diálogo interno puede ser tu aliado o tu peor enemigo.
5. Reconoce por qué estás evitando esa tarea
A veces solo con darte cuenta de que estás evitando algo por miedo, inseguridad o cansancio, te desbloqueas.
- La autocompasión es más útil que el auto regaño.
Procrastinar no te hace floja ni incapaz, te hace humana. Y aprender a gestionarlo no se trata de hacer más cosas, sino de entenderte mejor.
La próxima vez que te descubras postergando, en lugar de juzgarte, haz una pausa, respira y pregúntate:
¿Qué estoy sintiendo? ¿Cómo puedo empezar esto de una forma más suave? Ahí empieza el cambio